Reconquista del destino
05/02/2013
Publicado no Faro de Vigo, 29-4-1964.
Cuando un pueblo gusta de reencender el recuerdo de su gloria, aún a través del brillo efímero de una jornada conmemorativa, debemos deducir que el rescoldo se mantiene vivo. Queda susceptible de ulteriores desdoblamientos. Pero estos no alcanzarán resultados duraderos con sólo soplar en las brasas. Será recesario que, además, engranen en las exigencias de cada tiempo.
Sobre el “bloc-notes” de François Mauriac suele volar a ratos el mirlo de Auteuil. No hace muchos días el Nobel francés reflejaba su sorpresa al oir el canto de su pájaro dilecto, una mañana “neigeux et noir” en el jardín del barrio. Y anotaba en la hoja: “Se adapta a lo que el destino le impone, como nosotros siempre hacemos, como nosotros siempre hemos hecho y como seguiremos haciendo hasta el “consummatum est” en que toda vida acaba”.
El rasgo del mirlo que canta a pesar de la nieve, vierte su resonancia en la conducta del hombre. Es posible que ya no debamos esperar de ella aquellas formas del heroismo popular que culminan en los grandes hechos de armas. Las reservas del valor humano tienden a una cristalización de signo distinto cada día. Y mucho más en la horas aceleradas que nos toca vivir, cargadas de tan diversas incitaciones.
Vigo repasa ahora una página de su historia. Aquella de la que puede extraerse el mensaje más pleno de sentido para llenar las páginas del futuro. La solidaridad en el destino y la unidad en la acción que forjaron la gesta de la Reconquista, deben tenerse por virtudes imprescriptibles, aplicadas a nuevos objetivos.
El simbolismo de la Reconquista de Vigo, para las generaciones que viven y para las que vengan, no puede dejarse dormir en los pliegues de los pendones desteñidos.
Debemos traducirlo a diario en fórmulas de alcance colectivo y de validez actual que nos permitan continuar la historia de la ciudad al nivel que dignamente corresponda a las posibilidades de cada hora.
Queremos decir que, al evocar las batallas ganadas con las armas, no hemos olvidar las que hayamos perdido, o podemos perder aún en el terreno de los hechos. Este es el teatro de las conquistas intentar hoy, en comunión con elresto del pais, cuyos azares estamos obligados a compartir. Sólo de este modo la efemérides renovará su fuerza emocional, con la que deberemos contribuir a la reconquista del destino común.